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COVID- 19 UN NUEVO LACERANTE EN LA VIDA Y SALUD MENTAL DE LAS MUJERES

Por Gloria López


El impacto del confinamiento por el COVID-19 pone de manifiesto la extrema vulnerabilidad de millones de mujeres de México y el mundo en el ámbito económico y social que no sólo se han visto afectadas en lo relativo a sus condiciones de vida, sino también en su salud y bienestar emocional.

Aunque considero que soy una mujer privilegiada porque en estos momentos tengo salud y trabajo, dos cosas fundamentales para poder sobrevivir en estos tiempos de crisis, durante esta cuarentena he experimentado diversos sentimientos y preocupaciones que en ocasiones no me dejan dormir, me quitan el apetito e incluso me causan miedos y frustración.

La depresión y ansiedad se han convertido en mi gran lucha durante esta cuarentena y tratar de enfrentar y dejar que no se apoderen de mí esos ataques de pánico han sido una batalla constante que vivo todos los días.

Desde que inició la cuarentena, se han publicado diversos estudios que demuestran que por género las mujeres estamos siendo más afectadas y las consecuencias psicológicas del confinamiento son peores que en los hombres.

El miedo, la depresión y la ansiedad no perdonan la condición ni contexto de una mujer, y aunque pareciera que unas estamos más preparadas que otras para enfrentar esta situación, la realidad es que el impacto del confinamiento puede traernos miles de miedos y pensamientos negativos que afectan nuestra salud mental.

Pero qué decir de aquellas mujeres que en estos momentos no cuentan con un trabajo; o de las madres de familia que deben cuidar a sus hijos y trabajar desde su casa; de las que han sufrido violencia familiar o por parte de su pareja; de las doctoras que todos los días arriesgan su vida trabajando para atender y salvar a sus pacientes víctimas de Covid; de las mujeres adultas mayores que deben estar encerradas, que son doblemente vulnerables por esta enfermedad y que al mismo tiempo podrían estar sufriendo algún tipo de violencia; de las mujeres y niñas que se encuentran en situación de calle; de las que viven en comunidades indígenas, o de aquellas que perdieron a un familiar…PARA ELLAS EL IMPACTO EMOCIONAL ES PEOR.

Por eso ahora más que nunca se deben emprender estrategias eficaces para facilitar los recursos necesarios que ayuden a reparar las secuelas derivadas del confinamiento, tanto en el ámbito económico y social, como en la salud física y mental.

A través de tres testimonios de mujeres activistas feministas que no han experimentado ninguno de los tipos de violencia mencionados, podemos darnos cuenta que de cualquier forma son vulnerables y afectadas emocionalmente por el confinamiento.

En entrevista, la activista feminista y Reina Chula, Cecilia Sotres, aseguró ser parte de las mujeres que ha presentado angustia, ansiedad y miedo por diversas situaciones, sin embargo, se considera afortunada por tener un techo, comida y salud. Para ella lo realmente grave y preocupante ha sido el incremento de violencia hacia las mujeres.

“Sin duda la pandemia abrió más la brecha del machismo y de la cuestión de género, además es muy triste porque el movimiento feminista estaba tomando fuerza, y el pasado 8 de marzo muchas mujeres salieron por primera vez a la calle a gritar y a defender sus derechos, fue una marcha histórica con mucha visibilidad, pero después de una semana ya estábamos encerradas todas. Es decir, una mujer que por primera vez tuvo la valentía de salir a gritar que era víctima de violencia, a los 15 días estaba encerrada con ese agresor a su lado”, resaltó.

Lamentó que en estos momentos existan mujeres bajo diversas situaciones complejas y en total estado de vulnerabilidad debido a que viven con su agresor y que además tengan que limpiar, cocinar, cuidar a sus hijos y trabajar desde casa.

“Esto evidentemente potenció mucho más el sistema patriarcal y en estos momentos podemos ver el tipo de sociedad que somos y cómo estamos construidos”, agregó.

Por otro lado, la activista y locutora de radio feminista, Angélica Soriano, manifestó que los sentimientos y preocupaciones que ha experimentado durante este confinamiento son particulares y colectivos.

“Al inicio del confinamiento era todo tranquilidad porque pensé que no iba a exponerme más por un tiempo a todas las violencias que se generan en la calle, al acoso, a los robos y la inseguridad, lo me trajo mucha tranquilidad, pero después de un tiempo comencé a entrar en depresión y ansiedad. De hecho llegó un momento en donde ya no quería salir para nada de mi casa, e incluso ya por el cuarto mes se comenzaron a agudizar algunos problemas de salud que tenía y definitivamente caí en estados de depresión”, agregó.

Subrayó, que por otro lado una de sus mayores preocupaciones han sido todas las mujeres que se han acercado a pedirle ayuda, por lo que se ha dedicado a brindar apoyo de diferentes maneras, a través de diversos canales de comunicación y tejiendo redes para poder ayudarlas.

“Por supuesto esta pandemia ha evidenciado la vulnerabilidad, pero más allá de la vulnerabilidad, el machismo y la violencia que se ejerce sin preocupación y con total descaro hacia las mujeres en este país”, señaló.

Mientras que la activista feminista Tamara de Anda, explicó que aunque no ha experimentado ningún tipo de violencia, igual que todas las mujeres ha presentado preocupaciones y uno de sus mayores problemas en estos momentos es la ansiedad social.

“No sabes lo difícil que es para mí hacer cosas muy cotidianas como ir a la fonda a comprar comida, ir a la tienda a comprar unas galletas, a tener reuniones en zoom, tener contacto de esta manera con la gente me está costando mucho trabajo, enfrentar esta nueva normalidad”, detalló.

Sin embargo, coincidió en que la pandemia ha sido una oportunidad para evidenciar que no existen suficientes alternativas para proteger a las mujeres, que quedó expuesto cómo en estos momentos afectó el retiro de presupuesto para refugios que podrían estarlas ayudando.

Finalmente, Tamara de Anda subrayó que aunque no todas las mujeres hemos vivido la cuarentena de la misma manera y a unas nos ha afectado más que a otras, es importante denunciar y buscar ayuda.

“Nunca está demás decir que siempre habrá una red de mujeres allá afuera que te eche la mano y que te ayude a enfrentar y a salir de la situación de violencia en la que te encuentras, sí hay redes de mujeres abogadas que dan acompañamiento para denunciar violencia, hay psicólogas que dan contención y terapia gratuita o a bajo costo para todas las chicas que se encuentren mal emocionalmente. Aunque suene cliché, es importante que todas las mujeres sepan QUE NO ESTÁN SOLAS y que afuera hay quién las ayude”, concluyó.

Es evidente que la mayor preocupación de las mujeres son las otras mujeres, y aunque muchas de nosotras no vivamos algún tipo de violencia, estamos preocupadas por todas las historias que escuchamos de los feminicidios y de los casos de violencia familiar o de pareja. Tenemos miedo, coraje, impotencia y tristeza del aumento de violencia desmesurada dentro de los hogares ocasionada por esta pandemia.

Desde hace muchos años uno de nuestros principales miedos es salir a las calles y soportar la violencia y el acoso sexual ejercido por parte de los hombres, ahora no sólo estamos expuestas en la calle sino también en nuestro propio hogar, en el lugar donde se supone todas las mujeres deberían contar con el derecho de vivir seguras.


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