top of page
Foto del escritorLas Libres Revista

DEL AMOR AL ODIO NO SOLO HAY UN PASO

¿Qué es el Feminicidio?


Autora: Brenda Cristal González Enríquez


Fechas como el 14 de febrero que enaltecen con grandes y costosas campañas publicitarias el amor romántico como el ideal máximo de la felicidad, han creado en miles de mujeres la falsa expectativa de lo que deben esperar en una relación de pareja formado estereotipos cada vez más inalcanzables, se cree que la mujer debe cumplir no sólo con el estándar de belleza, una cara angelical y un cuerpo espectacular además, debe ser ingenua, dócil, sumisa, obediente y vivir sonriendo, mientras que a los hombres no les son impuestos estándares de belleza, se busca que sean machos, varoniles, fuertes e inexpresivos: entre más protector y aguerrido sea más atractivo resultará.

Actualmente miles de hombres y mujeres reproducen estos estereotipos peligrosamente, pasando de la fantasía a la realidad con una idea bastante bizarra de lo que significa el amor, las exigencias hacia la pareja comienzan a ir más allá de lo físico y comienzan a aparecer actitudes negativas como controlar los tiempos, las actividades de la pareja, la forma de vestir, de comportarse, e interactuar con otras personas, limitan la convivencia con amistades y familiares por no considerar que son buena influencia, surgen los reclamos continuos acompañados de la épica frase cicatrizadora “te lo digo porque te quiero”; como si querer fuera un sinónimo de herir.

En países como México, el amor romántico es una de las enseñanzas en donde las mujeres son las más afectadas, al grado que pueden terminar perdiendo la vida por conservar a ese sin importar el precio, ya que perderlo significa un claro fracaso como mujeres. Por décadas estas ideas han permeado en el ADN de las niñas y adolescentes convirtiéndolas en adultas insatisfechas, infelices y violentadas continuamente, dejando de vivir para sí mismas y dedicándose a satisfacer las necesidades del otro.

En muchos casos la consecuencia máxima de estas acciones que algunos definen como micro violencias es el FEMINICIDIO, y aunque este término actualmente es de uso común debemos partir de su definición, según Russell es: “el extremo continuo anti femenino que incluye una amplia variedad de abusos verbales y físicos, tales como violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o extra familiar, golpizas físicas y emocionales, entre otras que derivan en la muerte de la mujer víctima”.

La legislación mexicana en el artículo 325 del Código Penal federal señala: Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias: I. La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo; II. A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia; III. Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima; IV. Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza; V. Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima; VI. La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida; VII. El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público. A quien cometa el delito de feminicidio se le impondrán de cuarenta a sesenta años de prisión y de quinientos a mil días multa. Además de las sanciones descritas en el presente artículo, el sujeto activo perderá todos los derechos con relación a la víctima, incluidos los de carácter sucesorio. En caso de que no se acredite el feminicidio, se aplicarán las reglas del homicidio.

Si analizamos la definición jurídica y la definición doctrinal, podemos concluir que un feminicidio no sólo es la acción de privar de la vida a una mujer, sino hacerlo motivado por el odio y el desprecio, y ejecutarlo con toda crueldad. En el 75 por ciento de los casos de Feminicidio el agresor tenía o tuvo una relación sentimental con la víctima, y en el 20 por ciento de esos casos familiares y amigos no notaron que la pareja tuviera problemas, jamás presenciaron una escena de violencia o vieron alguna señal de que el agresor fuera un potencial feminicida, al contrario lo describen como un hombre que siempre era “encantador y agradable socialmente” y esto tiene mucho que ver con la romanización de las acciones violentas. No es que el agresor un día simplemente despertó y era un hombre capaz de matar a una mujer, como si le hubiera dado la gripe del feminicida, la realidad es que las acciones de micro violencia estaban presentes todo el tiempo y a la vista de todos, pero nunca nadie se acercó a la víctima a ofrecerle ayuda o preguntar cómo se sentía, ya que como sociedad hemos normalizado los insultos disfrazados de chiste en una reunión, el golpe jugando, el cambio en la forma de vestir cuando la mujer se casa o es madre surge la mirada vacía porque el matrimonio y los hijos agotan. Es “lógico” que siempre una mujer luzca cansada.

Coral Herrera señala que, en el mundo hay millones de mujeres con pareja o casadas, inmersas en infiernos conyugales o en aburrimientos perpetuos que envidian la libertad y el bienestar de las solteras. El matrimonio no es sinónimo de felicidad, basta con ver los índices de divorcio en todo el mundo y a las altas tasas de soltería que cada vez son más las personas que no desean “aguantar” infiernos, porque lo que quieren es disfrutar de la vida, y del amor.

Cada que hablemos de un Feminicidio debemos analizar cómo era el contexto de esa víctima,y dejar de disfrazar la violencia con amor y justificar actos que merecen nuestra atención con “problemas de pareja”. Muchos familiares o amigos de víctimas de feminicidio se dieron cuenta y no hicieron nada pensando que era problema de ellos, o tal vez intentaron hacer algo y no supieron cómo, a dónde acudir o cómo hablar con sus hijas. Sin embargo, la responsabilidad también es de los padres de niños u hombres que normalizan que su hijo agreda a sus hermanas, a las compañeras del colegio y no se preocupan cuando notan que su hijo maltrata a su pareja, o cuando notan que su hijo en general presenta conductas violentas.

Desde la sociedad civil y el feminismo se deben impulsar verdaderas políticas públicas de prevención, mecanismos de atención a víctimas de violencia, empezar a nombrarlas en vida y no cuando mueren. Los asesinatos de mujeres han sido ignorados y naturalizados por años, por ello debemos hacer visible lo invisible.

Desarticular la idea del amor romántico es un buen comienzo para combatir los Feminicidios. Si bien existen una serie de factores internos y externos que influyen en que un hombre decida matar a una mujer, también existen medidas, tanto sociales como individuales, para su prevención.




30 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page