Por: Lyz Nieto
Para leer el ejemplar completo: https://issuu.com/home/published/las_libres_no_2
“Eso del aborto es un asesinato, es mejor cuidarse. Yo por eso, me “vengo” afuera y si algo pasa que se tome la pastilla del día después” estas palabras ilustran a la perfección la educación sexual a la que ha accedido un joven que cursa el 6º semestre del bachillerato en la Zona Metropolitana del Valle de México y que se reproduce en muchos rincones el país, que estigmatiza a la mujer, que sigue imponiendo estereotipos de género y cosifica a la mujer en un plano sexual.
Parece anécdota que, jóvenes en un debate serio sobre la Interrupción Legal del Embarazo sean incapaces de llamar por su nombre, a su vulva, su vagina o su pene, entonces ¿nos sentimos incapaces de hablar sobre métodos anticonceptivos? ¿De cómo colocarse un condón o el por qué siempre deben usar preservativo de barrera para prevenir alguna ITS? ¿Cuál es la causa de sentirnos rebasados?
Sin duda abordar estos temas como padres o madres de familia, nos desnuda ante una realidad lacerante, el hecho de que, como tutores de nuestros hijos e hijas no tengamos las herramientas para abordar estos temas con ellos, peor aun, que muchos de ellos conscientes de sus limitaciones, no permitan que este tipo de educación les sea entregada a niños, niñas y jóvenes en sus aulas. Parecería que ese es tema superado y que ahora no existe un H. Secretario de Educación que prohiba la lectura de ciertos libros por considerarlos pecaminosos, que los padres y madres de familia tiene la apertura para tratar esos temas en casa y permitir que sean vistos en el aula, lo cierto es que no es así y que infinidad de docentes se han visto envueltos en sanciones administrativas por abordar estos temas con ellos, que las autoridades les han solicitado tener mas mesura al ver estos contenidos o que simplemente omitan mencionarlos.
Algunos muchos docentes, han optado por la solución mas fácil, pero también la que trae consigo muchas consecuencias, en un afán de no verse involucrados en asuntos legales prefieren tomar una postura neutra, misma neutralidad que nos lleva hoy a ser el país con mas embarazos adolescentes no planeados entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), así como las cifras a la alza de niños y niñas abandonados por la figura paterna, que se encuentran al cuidado de los abuelos, de algún tío o de los mismos hermanos.
Las cifras nos están diciendo que debemos parar la indolencia, que debemos poner un alto a estas consecuencias; que ya nos están pasando factura en un tejido social tan roto como el que presenciamos en nuestra cotidianidad.
La Estrategia Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente (ENAPEA) fue presentada con bombo y platillo en el sexenio pasado, millones de recursos se han canalizado a esta estrategia por parte de diversas instituciones, sin embargo no se visualiza un resultado claro en la realidad palpable de nuestras sociedades, peor aun, no existe ningún tipo de evaluación de desempeño de dicha estrategia, mucho menos una evaluación de resultados de la misma, en el portal de internet solo apunta a mencionar que para 2030, se estima eliminaran por completo los embarazos en menores de 14 años y pretenden disminuir en un 50% los embarazos adolescentes en el segmento de edad que va de los 15 a los 19 años.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2019 ocurrieron 366,000 nacimiento al año en mujeres menores de 19 años, trayendo consigo muchas consecuencias no solo en el aspecto social, educativo y económico de las madres, sino en los riesgos a su salud, ya que la muerte materna es considerada la primera causa de decesos entre mujeres de 15 a 20 años, así como los daños físicos y deterioros fisiológicos que padecerán año después. El gobierno Federal años atrás estableció el 26 de septiembre como Día Nacional de la Prevención del Embarazo en la Adolescencia, ni con día Nacional, ni con estrategia se ha logrado una disminución contundente.
Como puede observarse en la tabla y gráfica anexas[1], el embarazo en madres adolescentes ha tenido una tendencia a la baja, sin que los números sean significativos, el año de mayor impacto de esta Estrategia fue 2014 precisamente cuando arrancó, la disminución fue cerca de 45,000 embarazos respecto al año superior inmediato, sin embargo de 2015 a 2018, no se logró un descenso de por lo menos 50,000 embarazos en tres años. A pesar de los pobres resultados obtenidos en esta Estrategia el Gobierno decidió apostar nuevamente por ella, dotándole de cerca de 300 millones de pesos a través del INMUJERES, recursos que con anterioridad eran utilizados para el fortalecimiento de organizaciones feministas, que apoyaban a las mujeres en sus distintas realidades.
Las cifras no descienden y la realidad nos rebasa, debemos hacer hincapié en que, al negarles una educación sexual de calidad a nuestros niños, niñas y jóvenes, no solo los estamos dejando en un estado de indefensión ante practicas que tarde o temprano realizaran, sino que estamos vulnerando sus Derechos Humanos, les estamos negando la posibilidad de vivir y disfrutar su sexualidad de una manera sana, responsable y consciente de las decisiones que tomen.
Es imperante, que padres, madres de familia y docentes, se enganchen a estos contenidos, no solo con la finalidad de llenar una estadística, sino con la firme convicción de dotarles de criterios de equidad y de igualdad de género, que les facilite una toma de decisiones informada, que reduzca el riesgo hacia las mujeres y que impulsen mas y mejor el liderazgo femenino para apropiarse de sus cuerpos, de su sexualidad y de la manera en como decidan vivirla. Sobre todo, por qué son ellas, quienes ven sus sueños pausados, sus cuerpos cambiados y con responsabilidades que por desgracia para muchos varones no son prioridad.
Aunado a todos estos vertiginosos cambios, se suman aquellos de carácter social, que muchas veces son los mas complejos y difíciles de sobrellevar, pues es la mujer quien de manera injusta ante una sociedad patriarcal, carga con la etiqueta de ser una “Madre soltera”, “una luchona” le dicen de manera despectiva, pero pocos cuestionan la falta de responsabilidad paternal hacia sus crías y la nula responsabilidad afectiva hacia las parejas.
No solo se trata de llenar las escuelas de carteles sobre el uso del cordón o de los anticonceptivos, sino en la facilidad de que nuestros jóvenes puedan acceder a ellos sin prejuicios y sin cuestionamientos desde el adultocentrismo, ellos y ellas saben como se coloca un condón, saben que deben usarlo y sin embargo el 48% de ellos y ellas, en su primera relación sexual no lo utilizaron. ¿Falta de información o falta de acceso? ¿violencia velada por parte de la pareja que no deseo utilizarlo? ¿Bajo qué argumentos? “Es que no se siente igual”, “Es que me aprieta”, “la primera vez no pasa nada”, debemos educar a nuestros jóvenes para que se sientan incapaces de utilizar alguno de los argumentos anteriores, pero es esencial educar a nuestras mujeres para que no crean en ninguno de ellos, que sepan que decir “NO” esta bien y que las decisiones que elijan para su cuerpo y su sexualidad sean tomadas de manera informada, consciente y responsable.
“ Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”
Comments