Entre mares de amor propio
Por: Carolina Flores De Dios Jiménez
Resumen: En época de pandemia por el coronavirus, la imagen de la mujer se ha convertido en objetivo del marketing digital exclusivamente vista como objeto para incentivar su bienestar emocional. El amor propio es un producto que se vende como pan caliente para toda aquella que quiera lograr el ideal de ser una supermujer.
Palabras clave: soledad, amor romántico, capitalismo, super mujer, ideales.
Abstract: In times of pandemic by coronavirus the image of women has become the target of digital marketing exclusively seen as an object to incentivize their emotional well-being. Self-love is a product that is sold as hot bread for anyone who wants to achieve the ideal of being a super woman.
Key words: loneliness, romantic love, capitalism, super woman, ideals.
La pandemia por el COVID-19 ha traído consigo cambios estructurales en la forma en que se relaciona el ser humano, abriendo paso hacia la introspección y dejando expuestas sus vulnerabilidades como individuo. Procurar la salud, tanto física como emocional, se ha convertido en prioridad para unos cuantos y un privilegio para otros. Derivado de esta situación se han dejado venir olas de mercadeo en redes sociales en torno al amor propio, las relaciones de pareja, relaciones laborales y el bienestar emocional. Hoy más que nunca la salud mental está a la luz de todos. Dicho marketing va dirigido especialmente, y pareciera que exclusivamente, hacia las mujeres, ¿por qué? ¿acaso las mujeres son las únicas que deben velar por su salud de una manera integral? ¿el amor propio es exclusivo de ellas?
Para las mujeres, romper los patrones del amor romántico, descubrir el amor propio y vivirlo ha sido un paso fundamental para algunas que se ha acrecentado en el contexto actual del encierro, donde la capacidad para estar solas con una misma o incluso sobrevivir a las relaciones de pareja se ha puesto a prueba dado que los ideales del amor romántico hacen pasar malas jugadas para quiénes todavía son fieles creyentes. Por otro lado, las redes sociales se convirtieron en la principal vía de comunicación y una ventana hacia el mundo exterior para muchas. Siendo Instagram una de las principales plataformas con mayor consumismo visual.
En ella podemos encontrar desde recetas de cocina veganas hasta cómo emprender un negocio y claro, millares de propaganda sobre el cuerpo y la salud emocional de las mujeres.
Pero ¿qué hay detrás de todo ese marketing de las redes sociales en torno al bienestar de las mujeres? Pareciera que se ha tornado un tanto cliché, invitándolas a obtener un plus en sus vidas, y mientras más cualidades tengan mayor será su aceptación en el mundo y así alcanzarán el ideal de la super mujer: “aquella toda poderosa, bonita, guapa, buena, abnegada, obediente, ignorante de sus emociones, que por amor todo lo da y todo lo aguanta”, y ahora la integran estos nuevos conceptos para hacerla aún más perfecta: “luchona, independiente, inteligente, trabajadora, fitness, healthy, intelectual, emprendedora” y lo más importante, “que tenga amor propio”.
Un sinfín de cualidades que llevan a una carrera infinita sin sentido para algunas, y para otras, se convierte en un estilo de vida.
“Quiérete, ámate, sé feliz, disfruta la soledad, siéntete bonita, ama tu cuerpo” palabras que de momento se venden como fórmulas mágicas para garantizar la felicidad y asegurar el bienestar emocional de las mujeres, pero que al mismo tiempo son frases arriesgadas que si no se llevan de la mano de un buen acompañamiento terapéutico, no tendrán eco para quien las consuma. El contexto actual mexicano para las mujeres es y ha sido violento. Poner en práctica la deconstrucción misma de la mujer y el amor romántico suma un granito de arena para crear seres más conscientes de su presente, de su devenir histórico y de su persona misma.
¿Por qué seguir creando la imagen de la super mujer? ¿por qué en vez de crear estereotipos mostramos mejor la esencia del ser? Hay una continua romantización de los conceptos, en donde el consumo de estos mismos se vuelve clave para la continuidad del ciclo vicioso del ideal y objetivación de la mujer.
A las mujeres se les ha enseñado que necesitan de su media naranja para ser felices, la figura del príncipe azul es la respuesta a todos sus problemas: financieros, emocionales, familiares, etc. Incursionar en el amor propio es alejarse de ese ideal de vida en pareja dando entrada a la soledad, lo cual significa una amenaza y un fracaso en sus vidas. Pero que para bien o para mal, se ha convertido en fiel acompañante para aquellas que han decidido atravesar las circunstancias actuales solas. La soledad es el “coco contemporáneo” que las mujeres temen. Pero ¿cómo generar amor propio fuera de lo que debe ser? ¿cómo dejar de perseguir ideales consumistas? “Amor romántico, soledad y amor propio” son palabras que conjugadas y acompañadas por procesos psicológicos dan frutos esplendorosos para quienes se atreven a deconstruirse. Procesos les llaman.
Más allá de ser una herramienta para sanar y crear empatía, las redes sociales siguen fomentando el ideal inalcanzable de la super mujer creada por el capitalismo. Lo que no deja ver este tipo de marketing es la lucha que hay detrás del amor propio, de la misma deconstrucción. Esta no surge sólo porque a alguien se le ocurrió que si lo ponía en práctica se sentiría mejor, detrás del telón hay una larga lucha política que trata de desprenderse del patriarcado, de despojarse de toda una herencia de patrones y conductas viciosas que cargan con una energía negativa, de odio, de machismo y, de violencia. Basta de romantizar la deconstrucción de las mujeres, basta de objetivar a las mujeres: el amor propio no está a la venta.
Con toda la historia patriarcal que cargan las mujeres, momentos como el que pasamos actualmente pueden ser clave para dar continuidad a lo que ya no quieren. Por ende, hay que mirar más allá de las pantallas y adentrarse al interior, teniendo en cuenta que cada mujer ha tenido una experiencia de vida distinta y que todas son válidas. El amor propio se trabaja día con día, atravesando duelos y todo lo que ello implica: enojo, tristeza, reflexiones, llanto, risas, miedos, vulnerabilidades, soledad, responsabilidad, afrontando la realidad, etcétera. El amor propio es, en sí mismo, un acto político.
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