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El feminismo en tiempos del neoliberalismo

Por: Keith López Nares

El feminismo en su definición más básica y reduccionista es un movimiento político y social que exige la “igualdad” a través del reconocimiento de los derechos de las mujeres, sin embargo, más allá de las definiciones obtenidas estilo Wikipedia o Real Academia Española, el feminismo se trata de un movimiento político y social por la emancipación de la mujer en los diversos contextos, y dentro de esta lucha por nuestros derechos, nos encontramos también con que el feminismo es un filosofía de vida, siendo sin duda, una forma de hacer resistencia en una sociedad patriarcal a través del amor entre mujeres.

Durante décadas el feminismo y sus corrientes han determinado diferentes formas de activar a través de la difusión teórica, de ahí que conozcamos un catálogo muy amplio para intentar llevar a cabo nuestra militancia; no obstante, debemos ser conscientes de que el objetivo principal es la emancipación de las mujeres y la abolición de toda forma de opresión, lo que significa que “los feminismos” de la cuarta ola implican la inclusión de otros sujetos al movimiento, tal como se puede identificar en las leyes de identidad de género o de infancias trans, ambas como un retroceso en la lucha de los derechos de las mujeres.

Actualmente, el feminismo ha tomado fuerza en las nuevas generaciones, observando con mayor frecuencia que es un tema común entre las charlas de adolescentes o adultas jóvenes. Ante esto, es indudable e inevitable que el neoliberalismo -como una corriente económica que pugna por la limitación de la participación del Estado-, también representa una fuerte alianza con el patriarcado y un grave peligro para la búsqueda de nuestra emancipación, ¿por qué? porque ha venido utilizando la lucha feminista para introducir en los imaginarios femeninos jóvenes una serie de discursos “progresistas” o “liberadores” que buscan continuar explotando nuestros cuerpos para consumo masculino. En este sentido, actos como obtener una cuenta en Only Fans, un Sugar Daddy o enviar Nudes como sinónimo de liberación sexual, representan lo que Ana de Miguel denomina como “Patriarcado del Consentimiento”, donde las mujeres continúan estableciendo fuertes vínculos con la socialización basada en el sexo.

Con base en lo anterior, también es necesario comprender cómo se ha desarrollado la sociedad con los avances de la globalización, es decir, con el auge de las redes sociales y la vida digital las adolescentes se han convertido en las víctimas ideales para incorporarlas al discurso del falso empoderamiento. Por eso, es cada vez más común observar que en sitios como Only Fans las adolescentes han hallado una forma “fácil” de ganar dinero a costa de explotar su cuerpo poniéndolo a disposición del patriarcado mientras consideran que sus actos están sostenidos en la libre elección.

Por otro lado, el tema de las redes sociales y el neoliberalismo, también han introducido el falaz discurso altruista, es decir, actualmente es sumamente sencillo encontrar anuncios acerca de “donación de óvulos” o conocer cuál es el mejor lugar para rentar un vientre, todo ello a través de agencias que explotan las capacidades reproductivas de las mujeres para satisfacer a un público cuya demanda va en aumento, todo ello llevándose a cabo en países sumamente precarizados que han bajado restricciones para fomentar el turismo comercial reproductivo.

De este modo, el feminismo de la llamada cuarta ola nos pone entre dos paredes; la de reflexionar el sentido de esta lucha por nuestra emancipación o la de aceptar el patriarcado de la “libre elección”. Hoy en día, el neoliberalismo y la globalización representan un sinónimo de libertad, y en este sentido, cualquier cuestionamiento pasa a ser llamado “conservadurismo”, olvidando que el feminismo parte de la crítica y el auto análisis.

Es inconcebible observar que nuestra lucha y las aportaciones de todas las que nos precedieron se están quedando rebasadas ante las inminentes amenazas del patriarcado como lo es la llamada identidad de género, el falso empoderamiento y el falaz altruismo.

Hoy en día asumirse feminista equivale a escribir hilos en Twitter donde defendemos a capa y espada los sentimientos y auto percepciones de los hombres, sin embargo, existe una gran diferencia entre asumirse y nombrarse feminista; lo segundo corresponde aponer en práctica el amor hacia las mujeres y luchar por nuestra emancipación desde la colectividad.

Estamos en tiempos muy peligrosos, donde en diversos países de han implementado leyes en nombre de la inclusión, infringiendo nuestros derechos y los de las infancias. Son tiempos que exigen la organización colectiva para visibilizar que tenemos cadenas muy fuertes que se renuevan de acuerdo con las necesidades de este mundo globalizado y cada vez más desigual para las mujeres; consideremos tan sólo la feminización de la pobreza, en donde esto es un caldo de cultivo para las agencias que alquilan vientres.

El neoliberalismo como una importante herramienta del patriarcado ha permitido que las mismas formas de explotación de nuestros cuerpos hoy luzcan como una puerta a la anhelada libertad. Por eso, es muy necesario que no nos dejemos engañar por los discursos tramposos que buscan anular nuestra existencia como mujeres.

Somos mujeres y vivimos en una sociedad misógina que durante siglos ha querido borrar nuestra genealogía; sin embargo, nos encontramos haciendo resistencia, criticando y levantando la voz por todas. El reto de llevar a cabo una militancia feminista en tiempos del neoliberalismo implica criticar y cuestionar los discursos que son una solución temporal a la desigualdad social que azota a millones de mujeres y niñas en todo el mundo.

Lo personal es político y antes de indagar lo que ocurre en contextos diferentes, es justo y necesario identificar cuántas veces nos hemos visto obligadas a hacer un sinfín de cosas bajo el argumento de la libre elección, nos sorprenderíamos.


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