Amor romántico y violencia contra las mujeres
Cecilia Gabriela Rodríguez Quintero.
Resumen: El objetivo del presente artículo es señalar el vínculo del amor romántico con la violencia en contra de las mujeres, como una construcción social que sostiene al patriarcado.
Palabras clave: Amor romántico, género, sexismo, masculinidad, violencia.
Se acerca el día 14 de febrero, fecha en la cual se celebra el Día del Amor y la Amistad, esta festividad encuentra sus orígenes en la Lupercalia fiesta pagana de la fertilidad de la antigua Roma que se llevaba a cabo del 3 al 15 de febrero y que posteriormente en el año 496 d.C. fue convertida en una fiesta cristiana, con sus respectivas adecuaciones, por el Papa Gelasio I, quien declaró el 14 de febrero como el día de San Valentín (Excelsior 2018).
El día de San Valentín es aquel en el cual con ayuda de construcciones sociales sustentadas en el capitalismo y el patriarcado se acostumbran a realizar ciertas acciones, muchas de ellas enfocadas en el consumismo, como lo son el de regalar objetos considerados como “románticos” principalmente a la pareja: ya sea rosas, chocolates, muñecos de peluche, bombones, etc.
¿Quién de nosotras quiere pasar el Día del amor y la amistad sola? Principalmente cuando el “sola” se asocia a pasarla sin pareja sentimental en un sistema mundo patriarcal que nos ha enseñado desde que nacemos que el amor de pareja soló es válido cuando está sustentado en la heterosexualidad obligatoria, y desde este escrutinio, nos han hecho pensar que lo mejor que nos puede pasar en la vida como mujeres es encontrar un “buen hombre”. ¿Quién no quiere encontrar a su media naranja? ¿a quién desde niña no le h
an metido la idea que una mujer realizada es aquella que “se guarda” absteniéndose de tener relaciones sexuales hasta el matrimonio? ¿que debes estar lista para ser rescatada por el príncipe azul? ¿a cuántas no nos han repetido hasta el cansancio que el amor debe ser incondicional, que el amor lo aguanta todo, que si lo amas lo suficiente algún día se dará cuenta y va a cambiar?
Todos estos postulados ficticios, absurdos, engañosos, irracionales e imposible
s de cumplir son los que históricamente han constituido y construido el “amor romántico” y son considerados como mitos porque no encuentran un sustento en la realidad. No solamente son replicados por la familia, sino que se encuentran presente todo el tiempo en los programas de televisión, música, series, películas, en la literatura, en esculturas, pintura, entre otras, y se encuentran presentes además en todos los espacios en donde socializamos como la calle, la escuela, el trabajo, el culto etc. ¿Existe algún espacio libre de amor romántico?
Tal como no lo han vendido en estos productos culturales, pareciese entonces que con el amor romántico todos y todas ganamos, pero detrás de ese “vivieron felices por siempre”, desde sus postulados más profundos, el amor romántico refuerza los estereotipos y los roles de género asociados a la feminidad y a la masculinidad invisibilizando el sistema de opresiones y asimetrías entre los géneros dentro de las relaciones sexo afectivas, fungiendo en consecuencia como uno de los pilares del sistema patriarcal, replicando por ejemplo la labor de cuidados, amabilidad, sumisión y subordinación por el lado de las mujeres, y por otro lado, el papel de los hombres como sujetos racionales, autosuficientes, controla
dores y proveedores.
En consecuencia, en las relaciones sexo-afectivas heterosexuales a los hombres se les mandata el “ser para sí” mientras que a las mujeres se les impone “el ser para otros”. Esto implica que los primeros verán al amor como algo secundario -sus prioridades se centrarán en su trabajo, su profesión y sus éxitos en la individualidad-, mientras que para las mujeres el amor será un sentimiento central en servicio de los demás de manera incondicional y sin límites, no solamente en su papel como esposas, sino que también en su papel de madres, hijas, tías y abuelas, al grado de perderse y profundizar los deseos ajenos como propios (Coria 2005).
Escapar de estos mandatos no es fácil para las mujeres, el simple hecho de que opten por no seguir perpetuando la manera en la se les ha enseñado amar desde la lógica patriarc
al conlleva en muchos de los casos la violencia como mecanismo de coerción no solamente por parte del hombre que es su pareja sentimental quien la golpea, la insulta o la humilla para que no escape de su control, sino que también las mujeres enfrentarán el rechazo social como castigo y la violencia ejercida y justificada en colectivo, para que mediante el terror continúan sometidas y les sea imposible materializar sus aspiraciones de autonomía personal y libertad de elección (Ferrer-Pérez 2013).
Las mujeres aman a costa de su estabilidad económica y emocional, de su libertad, de su cuerpo y en general a costa de todo su ser, el amor en algunos de los casos más atroces les llega a costar hasta la vida. Durante el año 2019, cuatro de cada diez mujeres víctimas de feminicidio en México fueron asesinadas por su pareja, de estos casos en el 60% se sabía que sufrían de violencia familiar. En los últimos 27 años, el 40% de la totalidad de feminicidios que se presentaron en el país ocurrieron en el hogar conyugal o de pareja (Becerra-Acosta 2019).
Los mitos y postulados que configuran el amor romántico no solamente generan y justifican la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, sino que también impiden la reacción de ellas para poner un alto o denunciar a sus agresores, las principales creencias que obstaculizan que las mujeres rompan con los círculos de violencia son aquellas que postulan que: “renunciar al amor es un fracaso”, “el amor lo puede todo”, “algún día va a cam
biar” “te cela porque te ama”, entre otros; que llevan a perseverar que el agresor va a cambiar o que los comportamientos violentos no sólo son normales sino que además son una prueba de amor (Ferrer-Pérez 2013)
Según la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia esta modalidad de violencia que se desprende desde el amor romántico se clasifica como violencia familiar y es definida de la siguiente manera:
ARTÍCULO 7.- Violencia familiar: Es el acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar, o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar, cuyo agresor tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan mantenido una relación de hecho.
Conforme a esta definición, la violencia familiar puede presentarse dentro o fuera del domicilio de pareja, y el trasgresor no necesariamente debe mantener una relación conyugal con la mujer transgredida (no solamente el esposo, pueden incluirse relaciones de hecho -no formales jurídicamente- como el noviazgo amasiato, padrinazgo, el concubinato, entre otras); a saber, este tipo de violencia también considera como agresor además a cualquier persona que mantenga algún vínculo de parentesco por consanguinidad con la mujer violentada (padre, hijo, hermano, tíos) o bien por afinidad (cuñado, suegros, familiares políticos) incluso aun cuando no tengan algún parentesco, pero por cierta causa se incorporen al núcleo familiar.
Esto es relevante porque la violencia familiar configura un delito tipificado a nivel local por los Códigos Penales de los Estados que incluso puede tener como sanción pena privativa de la libertad de un promedio de hasta 6 años para el transgresor.
Sin embargo, la complejidad en la que se presenta la violencia contra las mujeres d
esde el amor romántico dificulta los procesos de denuncia por parte de las mujeres violentadas que muchas de las veces son renuentes a procesos de acompañamiento a causa del temor, dependencia económica, falta de redes de apoyo, depresión o la manipulación por parte de sus agresores. Por ello, es importante identificar la manera en la que se expresa este tipo de violencia que según el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN 2020), en mayoría de los casos se configura en un continuum de violencia que se compone por lo menos de las tres fases siguientes:
Primera. Acumulación de tensión. En la convivencia entre al menos dos personas, quien agrede tiene comportamientos hostiles, celos, chantajes u otras actitudes similares incluyendo ignorar a la otra persona. En esta etapa, la víctima puede experimentar mayores niveles de estrés o ansiedad provocados por la actitud de la persona que agrede.
Segunda. Episodio violento. La tensión acumulada generará un episodio violento cuya gravedad puede ser muy diversa; puede ir desde amenazas, gritos o golpes, hasta la violación o privación de la vida. Cada episodio violento podrá incrementar los niveles de violencia y actos en contra de la víctima pudiendo incluso derivar en un feminicidio.
Tercera. Arrepentimiento. La persona agresora experimenta arrepentimiento, por lo que puede ofrecer disculpas, hacer regalos y/o prometer modificar su comportamiento en el futuro. Quien agrede podría sostener que no quería ser una persona violenta, pedir perdón, tratar de justificar su comportamiento (no sabe qué pasó, fue un “momento de debilid
ad”, lo hizo porque “ama o quiere” a la víctima, porque sintió celos), apelar a los sentimientos, regalar flores o chocolates, y prometer que no volverá a suceder y cambiará, entre otras acciones.
Este círculo puede repetirse infinitas veces o interrumpirse bruscamente con sucesos irreversibles como el femicidio o afectaciones severas en la salud física y emocional de la mujer agredida. Para la prevención y atención de la violencia de género contra las mujeres en las relaciones de pareja hay que evitar a toda costa caer en las trampas del amor romántico: El amor no es incondicional, hay establecer límites y condiciones desde un inicio. El amor no lo aguanta ni lo perdona todo, no hay que soportar maltratos, ofensas, golpes y humillaciones. No existe una media naranja, las mujeres somos personas completas desde que nacemos hasta que morimos. Su felicidad no es tu felicidad, el amor no te obliga a renunciar todo lo que te apasiona. No entregues todo por él, el amor no es sacrificio. No dependas en ningún ámbito de ninguna persona que no seas tú. No te alejes de tu red apoyo. No renuncies a amistades ni a relaciones familiares por él. El amor de pareja n
o es alcanzar la felicidad, construye un proyecto de vida que no solo gire en torno al matrimonio, la reproducción y la crianza. Aunque el amor sea mucho, no le entregue todo tu tiempo, ni te mezcles completamente con él, reserva tiempo para estar contigo misma, no abandones tus hábitos y tus gustos, no pierdas tu identidad. Las parejas no se cuentan todo, a veces hay cosas e información que solo deben de ser para nosotras y está bien. Construyamos relaciones sexo afectivas lo más horizontales posibles.
Si estás frente una situación de violencia puedes denunciar a tu agresor y pedir ciertas medidas precautorias para salvaguardar tu integridad. Acércate a las instituciones públicas dedicadas a la defensa de las mujeres como los Institutos de las Mujeres Estatales o las Direcciones Municipales, también puedes acercarte a las Comisiones Estatales de Derechos Humanos y a las Comisiones Estatales de Victimas para solicitar información y ser canalizada; o directamente a la Fiscalía de tu entidad a presentar una denuncia. Estas instancias
son gratuitas y no necesitas ir acompañada de una abogada, no obstante, es importante que solicites información de las organizaciones civiles o instituciones públicas que puedan brindarte un acompañamiento gratuito e integral en tu proceso.
"MI SILENCIO NO ME PROTEGIÓ, TU SILENCIO NO TE PROTEGERÁ"
-Audre Lorde
Bibliografía:
Coria, C. (2005). Otra vida es posible en la edad media de la vida. En Coria, C., Freixas, A. y Covas, S. (Eds.), Los cambios en la vida de las mujeres. Temores, mitos y estrategias (pp. 19-66). Buenos Aires: Paidó
Redacción Excelsior (2018), ¿Cómo surgió el Día del Amor y la Amistad?, en: https://www.excelsior.com.mx/2013/02/13/884159 .
Becerra-Acosta, Juan Pablo (2019) Por la pareja y en casa, 40% de feminicidio
Suprema Corte de Justicia de la Nación (2020), Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género en: https://www.scjn.gob.mx/derechos-humanos/sites/default/files/protocolos/archivos/2020-11/Protocolo%20para%20juzgar%20con%20perspectiva%20de%20g%C3%A9nero%20%28191120%29.pdf
Victoria Ferrer Pérez y Esperanza Bosch Fiol (2013) del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la agenda educativa, en: https://www.ugr.es/~recfpro/rev171ART7.pdffbclid=IwAR0nVWRhwMWK8c_8PJteSbeB5c8JfN2OqOq9XyNFXbc9UkCv8xy8iaxqCY4
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