Por: America Trejo
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En las enciclopedias o los libros de arte, conocemos a Vasari Kandisky, Kazimir Malevich y Piet Mondrian como los creadores de vanguardias, sea el abstraccionismo, expresionismo, suprematismo y neoplasticismo respectivamente, sin embargo, el mundo del arte, también ha sido un ámbito dominado por varones, ignorando a muchas mujeres que han perfeccionado la técnica artística, como la pintura, la escultura, la arquitectura, entre otros.
Hilma af Klint (figura 1) fue una pintora que basó su obra en el espiritismo, la abstracción, los colores, las formas, con más de 1 200 pinturas, 15 000 anotaciones y cientos de escritos en los que explicó lo que hay en las esferas elevadas de la conciencia. Nació el 26 de octubre de 1862 en un pueblo llamado Solna de Estocolmo, Suecia. Vivió en un barrio bohemio llamado Kungstraedgaarden, al ser éste un lugar en el que albergaban artistas y fue uno de los pocos que aceptaron mujeres, ahí se encontró la Real Academia de las Artes de Estocolmo, escuela a la que la artista ingresó y aprendió las bases de la pintura y del dibujo, además de que dominó las dos ramas principales que exigió el siglo XIX: el retrato y el paisaje.
Klint perteneció a la primera generación de mujeres artistas europeas formadas académicamente y logró vivir de su trabajo, su primera exposición fue en 1890, en la que mostró sus estudios botánicos en acuarela, en los que las flores y los árboles tienen una apariencia apariencia externa geométrica. No formó parte de ningún circulo artístico por estar dominados por hombres y no aceptaron a mujeres, además que imperó la idea de que las mujeres sólo debían dedicarse al hogar y a cuidar de su familia; en el caso de las mujeres las que aprendían artes era considerado un pasatiempo mientras contraían matrimonio, pues la creación estaba reservada a hombres, en todo caso las mujeres podían copiar con cierta destreza las obras que ellos creaban.
Cabe mencionar que la familia de la artista estaba bien posicionada económicamente y por lo tanto bastante bien informados en los avances de la época, principalmente en los físicos y matemáticos. En el siglo XIX las ideas de ciencia, arte y ocultismo como los conocemos estaban en formación, por lo que los límites estaban muy difusos. En 1895 Wiliam Conret innovó con su descubrimiento de la radiación electromagnética o rayos x y Henrich Rudolf con las ondas electromagnéticas que transportaban información, puesto que a las personas les resultó complicado asimilar que el mundo que las rodeaba no era posible captarlo a través de sus sentidos, además que no había certeza si estos “descubrimientos” eran magia o ciencia.
Un trágico acontecimiento la dejó impresionada pues vio morir a su hermana de 10 años de neumonía en 1880. Este acontecimiento más el desplazamiento de los círculos de arte y la naciente ciencia resultó en su involucramiento con grupos espiritistas y ocultistas, a partir de ello creó su propio movimiento. En 1896 formó el grupo ´Las Cinco´ “The Five”, cuya finalidad fue buscar inteligencias superiores y junto con otras cuatro mujeres quienes se reunían para ponerse en contacto con entes, que a través de un médium en trance se comunicaban, con frecuencia Klint fue la médium del grupo, esta experiencia cambió su manera de pintar y posteriormente su obra. Por si fuera poco la artista intentó entender el mundo que la rodeó a través de su pintura, por lo que después de pintar estudiaba las formas y los colores que el espíritu le transmitía, estos estudios resultaron en un libro de 1 200 páginas llamado Estudios de la vida espiritual.
A principios de siglo XX Klint llevó una especie de doble vida, pintando “cuadros normales” para vender y exponer sus pinturas, pero también pintó cuadros espirituales de manera secreta, en los que accedió a otras dimensiones que el ojo no veía a través de símbolos que
la llevaban a otra dimensión. La obra de Hilma af Klint es extensa pero sobresalen algunos grupos de pinturas como Las pinturas del templo de 1907 a 1908 y de 1912 a 1915, éstas fueron 10 pinturas de 3.20 x 2.40 cm, (figura 2) el gran formato denota seguridad en lo que realizaba la artista. Las imágenes enfatizan las cuatro etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez y el viaje del alma hacia la búsqueda espiritual por la unidad cósmica.
En la serie El cisne y la paloma de 1915, (figura 3) plasma símbolos cristianos y son reconocibles, en esta serie ya no son otras entidades quienes le dictan que debe pintar sino ella toma control de su obra, en este grupo de pinturas es destacada la dualidad mente- emoción. Un año después, pintó los lineamientos de la geometría abstracta en la serie Parsifal (figura 4) y en 1917 la serie Átomo (figura 5).
Es necesario destacar que en 1908 conoce a Rudolf Steiner miembro de la sociedad Teosófica y fundador de la Antroposofía, no obstante, en el mismo año se muda con su madre quien es ciega y por lo tanto dependiente, Klint deja toda la actividad artística durante tres años, en este tiempo estudia los libros del autor y continua con los estudios de los mensajes en su lenguaje visual, nuevo y experimental. A pesar de ello, la artista se incorpora nuevamente al barrio bohemio y continúa con su trabajo.
Klint dejó estipulado en su testamento que no se mostrara su obra hasta 20 años después de su muerte, porque sabía que sus contemporáneos no iban a entender las pinturas, sin embargo, su sobrino único heredero, donó las pinturas al Moderna Museet de Estocolmo en 1986. Y su primera exposición fue en 1986 en California, Los Ángeles. Esta artista es de gran aportación a la Historia del Arte al tratar temas metafísicos, como la dualidad universal, macrocosmos y microcosmos, la materia y espiritualidad, el origen y el fin del mundo, en general pintó lo que hay en los planos no terrenales. El lenguaje pictórico fue formado a través de líneas, óvalos, círculos y espirales, así como el uso del color: colores planos y pastel.
La obra de Hilma af Klint fue antes de la obra de Kandinsky, Mondrian y Malevich además que ellos hicieron manifiestos y enseñaron su dogma, al contrario ella ocultó su obra, según se rumora fue Steiner quien le aconsejó mantenerla en secreto. Klint innovó al no hacer abstracción de la forma y del color sino en hacer tangible lo invisible por medio de símbolos y figuras geométricas; disolvió la realidad e intentó entender su propio lenguaje.
Otra peculiaridad es que Klint obtuvo su inspiración por mediación del ocultismo y espiritismo, en contacto directo con entes que le transmitían lo que pintó. Es conocido que Kandinsky tuvo también experiencias esotéricas pero a través de la lectura de libros, según afirmó él. El legado de Hilma af Klint no se encuentra del todo estudiado y en este artículo se resume lo que hasta hoy se conoce de ella, sin duda, su lenguaje aun no es comprendido con la ayuda de sus propias investigaciones. En el 2019 salió a la luz un documental de difícil acceso llamado Beyond the Visible-Hilma af Klint que dura 93 minutos. Evidentemente el camino de reivindicar a las mujeres artistas en la Historia del Arte apenas comienza.
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