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Carta de despedida en caso de que no llegue.

"Si no llego a casa no me busques” lo escuché muchísimas veces, también lo leí, pero jamás pensé que lo escribiría, dudaba de mi sinceridad al plasmarla. Pero hoy lo hago y te quiero decir por qué. “Cuando mi prima no llegó a casa y mi tía Karina nos llamó a las 3 am lo único que quería era buscarla, aunque siento que el shock y la misma desesperación porque las autoridades se negaban a ayudarnos hasta después de 72 horas no me hicieron pensar las cosas con detenimiento. Llegamos a su casa y tardamos más en el trayecto que en salirnos a las calles, buscándola con gritos, preguntando en las casas. Eran las 4:50 am y mis abuelos estaban afuera desde las 2 de la madrugada, mi tía llamaba a todos sus amigos y en cada llamada dejaba un poco de paciencia, ya no pedía las cosas por favor o se disculpaba por la hora. A las 7 am volvieron todos mis tíos y primos, familiares que en algún tiempo no veía. Mi abuela preparaba más café, nadie durmió, creamos una base improvisada de búsqueda en su casa. No teníamos rastro, tan solo sabíamos que había salido de la casa de su mejor amiga (la que vive detrás de ellos) a eso de las12.Insistió en que llegaría rápido, no era una gran distancia. Pero eran ya las 2 de la tarde y aún no llegaba. Ya no teníamos lágrimas, ni lugar para buscar. Sus amigos llegaron, todos ayudamos a mi tía en lo que pudimos. Tratábamos de alimentarnos aun con el nudo en la garganta, pronto nos turnamos para dormir, salir a buscar, pegar volantes, pedir que no se olvidaran de su cara a cualquiera que nos encontráramos. En parte eso nos libraba de pensar en las peores situaciones que pudiera estar viviendo. Cuando pasaron las 72 horas la policía vino con la única opción que quedaba: “tal vez se trate de un secuestro”. Pero eso no calmó a nadie de la familia, ni siquiera nos dio una esperanza de que estuviera viva, porque pasó una semana, dos, un mes, tres, cuatro, y jamás pidieron el rescate. Mi tía ya no dormía, y casi nadie de la familia lo hacia. A veces yo tenia pesadillas y cuando bajaba por agua estaba mi mamá llorando al teléfono con su hermana, consolando su corazón tan inconsolable. Nadie pudo volver a ser el mismo desde ese día. Al quinto mes mi tía Karina trajo a la casa a la señora Dani, la que había conocido en las reuniones para familiares de personas desaparecidas. La señora Dani parecía dura, con palabrotas en la boca y actitudes grotescas, pero tiene el corazón más noble que nunca conocí, porque fue la primera que tomó una pala y nos acompañó por todos los lugares posibles, desde el primer momento, sin 72 horas, ella abrazó a mis tíos e indirectamente a todos nosotros y no dijo que la encontraríamos, pero sabíamos que así sería, aunque ya sabíamos lo que buscábamos ahora. A mi tía le costó más de dos semanas en acompañarnos con una pala, dormía en el cuarto de mi prima, abrazada a alguna sudadera suya. Y te juro mamita linda, que ninguno de los escenarios que antes trataba de ignorar en mi cabeza fue del nivel de lo que pasó en realidad. Nos tocaba a mi papá y a mi la búsqueda en ese día. Las 7:37 am por la carretera X casi llegando al estado vecino. Pensaba que era un desperdicio buscar tan lejos si se había perdido tan cerca de su casa, pero el perro de búsqueda de la señora Dani ladró y jaló tan fuerte como no lo había visto hacerlo antes, se dirigió a un punto especifico y de ahí no dejó de escarbar. La señora Dani se acercó y lo alejó, mi tía ya tenia una pala y sus ojos en la tierra, las lágrimas nos brotaron a todos, pero a ella ya se le habían terminado. Tardamos dos horas, pero la encontramos, en el peor estado posible, casi irreconocible. Mi papá me tapó los ojos después de haberlos cerrado yo misma. La señora Dani dijo que pudo haber estado con muchos otros más. La policía solo se encargó de hacer una autopsia que dejó más dolor, porque el carpetazo ya estaba dado. Esa noche no dormí recordando todo lo que mi tío, hermano de mi madre y mi tía, nos relató con el nudo en la garganta y las lágrimas más claras que le había visto” . No te podría describir cada una de las atrocidades que sufrió porque intento olvidarme de esos términos para no evocarlos inconscientes en mi cabeza. Pero mamá, mamita y papito, abuelos y tíos, primos y hermanos, les digo que, por favor, si un día no vuelvo, les pido que no me busquen más de 1 mes, porque vi su dolor, la desesperación de mi tía y las lágrimas de cada uno, y lo único que sé, es que no quiero pensar en ti mamá con una pala en la mano y el perro de la Señora Dani a tu lado.


Por: Paola Ramisky




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