Por: Nubia Peña
‘’No basta con hablar de paz. Uno debe de creer en ella.
Y no es suficiente con creer. Hay que trabajar para conseguirla. ’’
-Eleanor Roosevelt
Cada 30 de enero conmemoramos el día internacional de la paz y la no violencia, el cual en términos generales busca generar conciencia de la resolución de conflictos y de una mejor convivencia, fue elegido a consecuencia de la fecha de la muerte de Mahatma Gandhi, sin embargo, vale la pena mencionar que este día es reconocido y utilizado mayoritariamente para fines escolares en aras de construir una base de valores que fomente la equidad y la no discriminación.
Hablar de paz es hablar de estabilidad o equilibro, sin embargo, es un término que ha sido utilizado como lo opuesto a la guerra, y es por ello que existe tanto involucramiento por parte de la comunidad internacional, principalmente si nos colocamos en el contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial y el ‘’nunca más’’.
La pregunta que podríamos hacernos es ¿cuál ha sido el papel de las mujeres? O ¿por qué es relevante hablar de paz en este espacio?, la respuesta es sencilla, si consideramos que no hay un solo tipo de mujer, en consecuencia, las necesidades, desigualdades o circunstancias no serán las mismas, hablar de paz tomando conciencia del espacio que ocupamos las mujeres implica hablar de igualdad y seguridad humana, acceso a una vida digna y sin miedo.
Lo anterior va ligado a que existen mujeres que se encuentran en contextos bélicos, lo cual representa en un primer momento que padecen una doble violencia; en este sentido, podemos hablar no sólo de espacios geográficos ubicadas en medio de guerras o disputas entre Estados Nación, sino también se encuentran los contextos de guerrillas.
La participación de las mujeres en la búsqueda de la paz implica la asunción de roles de liderazgo y participación en los procesos por la construcción de sociedades más justas, igualitarias y pacíficas, dando como resultado que su papel sea trascendental principalmente para el desarmamiento, aunque la participación en los hechos no es excluyente del impulso para la creación de conciencia en las distintas sociedades, así como la trascendencia para la incidencia en la defensa de las demandas de las mujeres en el caso de acuerdos específicos.
Como dato, en la resolución 1323 del año 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas consagró por primera vez el papel esencial de las mujeres para asegurar y mantener la paz; dada la multiplicidad de conflictos que existen en el mundo hoy en día, vale la pena reflexionar desde nuestros contextos ¿cómo estamos fomentando la cultura de la paz? ¿cómo deberíamos fomentarla?, pues aunque pudieran parecer situaciones lejanas, como se ha mencionado en líneas previas, hablar de paz implica hablar de espacios libres de violencia, estos deben ser entonces en el término más amplio posible.
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