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El Genocidio en Ruanda

Elena Ibarra: hubo una responsabilidad de toda la comunidad internacional, una negligencia por parte de la ONU y un silencio de las potencias occidentales

Entrevista

La responsable de mi curiosidad e interés en la historia y cultura africana tiene nombre: Elena Ibarra Vega. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Maestra en Cultura por la Universidad Latinoamericana y pasante en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios en México. Conocí a Elena hace algunos años, en un recinto cultural- educativo de la Ciudad de México. El Continente Olvidado. Más que cebras y leones fue el primer curso de África en ese Centro Educativo que tanto quiero y que sigo extrañando como el último día. Fue mi cómplice para conmemorar el Día Internacional de Nelson Mandela durante cuatro años consecutivos, siendo el 2018 -centenario de Madiba- una de las jornadas más importantes que me tocó coordinar. La huelga de la UNAM de 1999 marcó la vida de muchas(os) estudiantes; Elena vio la oportunidad para realizar su servicio social en la Secretaría de Relaciones Exteriores y fue en esta importante dependencia federal que su interés por África se fortaleció -a pesar de la escasa revisión académica de los temas africanos-; colaboró en asuntos políticos y desarrolló su tesina de licenciatura, estudio enmarcado en los procesos de pacificación en la región de Los Grandes Lagos: el caso de Ruanda, Burundi y República Democrática del Congo. Después de diez años de experiencia en el ámbito diplomático, emprendió su camino hacia la docencia con el propósito de democratizar el conocimiento; actualmente es catedrática de asignatura en la Licenciatura de Relaciones Internacionales de la Universidad La Salle México. Marco Antonio Reyes Lugardo, Hilda Varela Barraza, Celma Agüero Donna, Fabien Adonon Djogbenou y Yoro K. Fall, son especialistas que han dedicado parte de su vida a los estudios africanos y que han motivado el interés de Elena para continuar descubriendo el continente más extenso del mundo, pero sobre todo el continente más importante en diversidad cultural y recursos naturales. Con su inigualable disposición para compartir su tiempo y conocimientos, Elena recuerda algunos sucesos que marcaron el Genocidio de Ruanda, hecho que se desarrolló entre abril y julio de 1994, y donde alrededor de 800,000 personas fueron asesinadas.

¿Qué desencadenó el genocidio en Ruanda? Dependiendo de la historia que queramos ver, podemos señalar que lo que desencadenó el Genocidio en Ruanda fue el atentado en contra del avión presidencial en el que viajaban el Jefe de Estado de Burundi (Cyprien Ntaryamira) y el Jefe de Estado de Ruanda (Juvénal Habyarimana). Sin embargo, tomando en cuenta la historia del país, tendríamos que decir que fue motivado por una campaña de discursos de odio en contra de la población Tutsi que, durante muchos años, fue víctima de una política de segregación por parte del grupo Hutu; lo que desencadena el Genocidio en realidad son factores históricos e ideológicos, y no necesariamente factores culturales como generalmente se trata de explicar el conflicto entre Hutus y Tutsis. Es una cuestión histórica que tiene que ver con la colonización y las políticas que se impusieron, y una cuestión ideológica asumiendo que el grupo en el poder tenía derecho sobre la minoría Tutsi. El Presidente Juvénal Habyarimana era Hutu... Es correcto. Lo que sucedió es que, durante el período colonial, los colonizadores favorecieron al grupo social Tutsi, otorgándole cierto poder sobre los Hutus. Cuando logran la independencia se apegan a un proceso democrático y el grupo Hutu, que se conformaba por un 84% de la población, toma el Gobierno y comienzan a implementar políticas en contra de quienes señalaron como sus opresores o el brazo de los colonizadores (Tutsis). Esto derivó en inestabilidad política: una lucha por el poder; porque efectivamente los Tutsis eran un grupo que ejercía el poder, sobre todo el militar; también hubo crisis políticas que derivaron en el desplazamiento de habitantes que se convirtieron en refugiados. Fueron 30 años, de los sesentas a los noventas, en los que los gobiernos Hutus llevaron a cabo prácticas discriminatorias como preguntar quién era Tutsi para excluirlos de las aulas y negarles educación, separándolos de la comunidad; para la cultura africana el que te desarraiguen o te separen de tu grupo es muy doloroso. En 1991 estalló la guerra civil: la lucha por el poder entre el gobierno Hutu y los rebeldes Tutsis, conocidos también como el Frente Patriótico Ruandés y encabezado por el comandante Paul Kagame (actual Presidente de Ruanda). Los enfrentamientos concluyeron en un acuerdo de paz en donde se aceptaba la conformación de un gobierno de unidad nacional en el cual estarían incluidos los Tutsis, pero el grupo radical Hutu consideró que no era viable ese acuerdo y, aunque no se sabe con certeza quién orquestó el atentado contra el Presidente, eso fue lo que detonó el inicio de las matanzas.

“Lo que desencadena el Genocidio en realidad son factores históricos e ideológicos, y no necesariamente factores culturales como generalmente se trata de explicar el conflicto entre Hutus y Tutsis” Tengo entendido que Bélgica fue el país que colonizó Ruanda... En un principio ese territorio no existía como Ruanda. Antes de la colonización habitaban pueblos que compartían un mismo género lingüístico que se llama kinyarwanda. La región de Los Grandes Lagos, si bien estuvo colonizada por Bélgica, lo que hoy corresponde a los territorios de Ruanda y Burundi, fueron territorios que colonizó Alemania; cuando pierde en la Primera Guerra Mundial, en reconocimiento al apoyo que Bélgica dio a los Aliados, le conceden esos territorios y es precisamente en ese momento que comienzan a establecer las políticas de segregación racial; comenzó a otorgarse un carnet de identidad indicando el grupo social de pertenencia. Destaco el término de grupo social porque estamos tratando de modificar un poco el lenguaje; para los africanos, identificarlos como grupos étnicos también es parte de una política colonizadora, al final son grupos sociales que tienen características distintas o comunes, pero no necesariamente como un grupo étnico el cual se puede clasificar, cosificar o etiquetar; por esta razón yo hablo de grupos sociales porque al final el sentido de pertenencia trasciende sobre la lengua, dialecto, idiomas y costumbres, más que sus características físicas que fue lo que hicieron los colonizadores. Cuando se dio la guerra civil en 1991, Francia estuvo involucrada, ¿cómo se involucró Occidente en este genocidio? Tenemos que recordar que el continente africano es un escenario de disputas por los recursos naturales y por la explotación de estos. En el caso de Los Grandes Lagos se da una guerra indirecta; los gobiernos implicados, al alcanzar su independencia van a tener muchos problemas porque no cuentan con los recursos económicos para instrumentar las instituciones que deriven de un proceso de colonización; comienza a haber una especie de neocolonialismo. En Uganda había intereses muy importantes con Estados Unidos y Angola estuvo bajo la influencia del Gobierno Soviético. En el caso de Francia había una relación cercana con el Gobierno Hutu, y por esa razón instrumenta una “operación de asistencia humanitaria” para abrir un corredor entre Ruanda y Congo, y evacuar a todas las personas que estaban siendo víctimas del Genocidio, pero también se considera que en ese corredor humanitario hubo muchos genocidas que aprovecharon el canal. Hubo una misión de paz de la ONU en Ruanda que informó que estaban llegando muchos machetes y que la gente los estaba escondiendo en los sótanos de sus casas y no se le dio importancia a esa denuncia. El Doctor Marco Antonio Reyes Lugardo, en una de sus pláticas, compartió que esos machetes que llegaban a Ruanda eran chinos. Sería muy fácil señalar sólo a Francia como responsable, pero en realidad hubo una responsabilidad de toda la comunidad internacional, una negligencia por parte de la ONU y un silencio de las potencias occidentales. ¿Qué impacto crees que tuvo el Genocidio ruandés en las mujeres? Es interesante pensar el Genocidio a partir del papel que juega cada integrante de la comunidad. Del lado de los perpetradores tanto hombres como mujeres participaron en las matanzas. En el caso de las víctimas el Genocidio costó la vida de alrededor de 800,000 personas y lamentablemente se estima que aproximadamente 250,000 mujeres fueron víctimas de violación. El uso de las mujeres como arma de guerra no es una situación exclusiva de Ruanda, en esa misma década sucedió lo mismo en el conflicto en los Balcanes, y en África Occidental, en el del Río Mano entre Liberia, Sierra Leona y Guinea. La justicia trató de reparar el Genocidio deteniendo a los líderes o a los voceros, pero quedó pendiente la atención a todas estas mujeres; como africanas, terminaron por encontrarse entre ellas mismas. En esa situación tan lamentable, fueron ellas las que empezaron a trabajar en su propia resiliencia.

En Sudáfrica se instauró la Comisión para la verdad y la reconciliación, ¿en Ruanda se instauró un mecanismo parecido? En Ruanda no se da un ejercicio como el que se dio en Sudáfrica. Cuando se buscó la justicia hubo tres ejercicios. El primero, con el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en noviembre de 1994, que comienza a recibir las primeras acusaciones en el ’96; este Tribunal buscó juzgar a los líderes del Genocidio y a los responsables de otras violaciones al Derecho Internacional Humanitario cometidos en el territorio entre el 1° de enero del ‘94 y el 31 de diciembre de ese mismo año; se presentaron 20,000 evidencias, fueron 27,000 horas de testimonios, 93 acusados, 78 juicios y 61 aprensiones. Si comparamos los resultados del Tribunal con la magnitud del Genocidio, lamentablemente quedó mucho a deber; cerró su trabajo en 2015 y no llevó a todos los responsables a la justicia. El segundo ejercicio, dentro del territorio ruandés, fue el Sistema Judicial Nacional de Ruanda que se enfrentó a problemas de burocracia, atraso de juicios y equivocaciones, porque no tuvo la capacidad suficiente para llevar a cabo todos los juicios necesarios: hubo 135,000 personas detenidas. Ante las debilidades que tuvo el Sistema Judicial, se crearon las Cortes Gacaca (tercer ejercicio), implementadas en tribunales locales que recuperaron las tradiciones y costumbres africanas con el objetivo de resolver los conflictos o diferencias a través del diálogo y la conversación. Se recibieron más de 350 casos. Se logró hacer un proceso de reparación del daño en la medida en que las personas que habían participado en el Genocidio se declararon culpables, pidieron perdón a la comunidad y cumplieron ciertas condenas cívicas y trabajos a la comunidad, inclusive a las familias que afectaron. Ningún proceso de justicia fue digno. ¿Qué hace diferente una guerra en Europa a una guerra en África? Es una pregunta muy difícil, no tendría que haber diferencia entre una guerra en Europa y una guerra en África, en Asia o en América Latina. Me parece que hay una falta de conocimiento y de interés como sociedad: etiquetamos y estigmatizamos, afirmando que en África siempre hay conflictos y que casi siempre están así, por lo que pareciera un asunto cotidiano que no llama la atención. También transita un poco la idea del eurocentrismo, de ubicar siempre todos los temas en torno a Europa o a Estados Unidos, en los noventa todo estaba muy enfocado a esto, y lamentablemente en 2022 no hemos aprendido mucho. El Genocidio en Ruanda buscó visibilizarse a nivel internacional, se estableció un Día Internacional para recordar y que nunca más se repita el Genocidio, sin embargo, el caso de Siria, de la comunidad rohingya y de los etíopes, son muestras de que los Genocidios se siguen cometiendo y que la comunidad internacional sigue haciendo caso omiso y velando por sus propios intereses. Debemos combatir la falta de interés, de conocimiento y hacer sensible a nuestra sociedad mexicana para que conozcan de temas africanos, que aprendamos de los trabajos de reconciliación y del perdón, que podemos establecer un diálogo y muchos aprendizajes gracias al camino que ya transitó África, al final de cuentas todas las personas compartimos un mismo espacio y deseamos vivir en un mundo en paz. Información adicional: https://www.un.org/spanish/events/rwanda/antecedentes.htm




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