Por. América Trejo
El arte es a la sociedad lo que el sueño al cuerpo.
Mónica Mayer
Mónica Mayer es una artista activista feminista mexicana dedicada al performance, grafica digital, el dibujo, la fotografía y también a la teoría del arte. Tiene obras como El tendedero, Lo normal, Carta a mi madre todas estas de 1978, entre otras. Mayer considera que el performance y el feminismo van en el mismo sentido, de manera en que el performance borra la línea entre la vida y el arte y el feminismo lo político y lo personal.
La obra de esta artista es una clara crítica social y la aborda desde las tensiones en el arte y el contexto. En específico el arte feminista en México, que para Mayer se mueve en dar visibilidad a las artistas, la representación de experiencias y problemáticas, el cuestionamiento y la desarticulación de los conceptos de género tradicional y el desarrollo de nuevas formas de pensar al arte y la política.
Dice Mayer “sin plantearlo esta exposición (Lo normal, 1978) fue una de las más radicales de la época en términos feministas, ya que reunía una serie de mujeres artistas cuestionando las ideas convencionales de la normalidad. Ni siquiera había que mencionar la palabra mujeres, sexo o género”
La obra de Mayer consistió en una pieza interactiva de 10 tarjetas sobre tabúes sexuales de la época. En cada una de ellas está el rostro de la artista con 10 expresiones desde el gusto hasta el horror y debajo un texto que imitaba la redacción de algunos test de revista femenina, en el que se le pedía al púbico responder a la pregunta de cada tarjeta trazando un círculo alrededor de la expresión correspondiente, sumar el resultado, restarle su fecha de nacimiento y, si el resultado es menor a 10 puntos (lo cual era imposible), la persona se podía considerar “normal”.
El resto de las tarjetas decían: Quiero hacer el amor: con mi amante, antes de casarme, con mi padre, con un animal, con niño, y que me paguen, con un violador, con una mujer y conmigo misma. La autora afirma que la obra abordó los tabúes sexuales de la época y que en la actualidad le interesa mezclar elementos performáticos en las piezas bidimensionales: por un lado, integrar mis imágenes con distintas expresiones y por otro requerir la participación del público. (Mayer, 2009)
Es claro argumentar que la importancia de la obra de Mónica Mayer se encuentra primero, en ser de las artistas que inauguran el movimiento artístico feminista en México, cabe mencionar que, en los años 70, se destacaron también otros colectivos, pero por diversas razones contextuales, sólo perduró hasta 1989 el colectivo “Polvo de gallina negra” creado en 1980 por Mayer y Maris Bustamante.
El segundo punto es que algunas de obras han resurgido a tal grado que ha influido en el feminismo vigente, tal como El tendedero de 1978, que causó gran impacto en la época actual, y se ha retomado como práctica feminista en todo el país y mundo, es este un fenómeno para exponer el acoso que vivimos las mujeres cotidianamente. En el Estado México se realizaron los tendederos del acoso en espacios públicos y en escuelas principalmente, con el fin de denunciar directamente a personas, profesores, alumnos que han hostigado a compañeras.
La pieza Lo normal fue reinterpretada en 2015 por María Rodríguez Cruz alumna de la Prepa 4, siendo parte del programa “El MUAC en tu casa”. La nueva pieza es titulada Si Peña fuera mujer. Ella presentó una instalación que se asemejó a un salón de belleza e invitó al público a enviar una postal a presidencia para denunciar la discriminación a la mujer a través de 10 tarjetas con 10 gestos de Enrique Peña Nieto a preguntas como: “Si Peña fuera mujer ¿qué cara haría al enterarse de que en México: Diariamente 6 mujeres son asesinadas, Muere 1 mujer cada 9 días por violencia doméstica y 80% de las mujeres sufren violencia de género. Cruel como es esta artista tan joven como admirable, en lugar que trazar un círculo, invitaba al público a besar la foto de Peña para marcar su respuesta.
La artista trata con humor temas de violencia de género en sus performances, otro ejemplo fue en 1980 al realizar un performance que llevó el mismo nombre que su colectivo Polvo de gallina negra, éste consistió en hacer mal de ojo a violadores. La receta incluyó dos docenas de ojos y corazones de mujer que se acepte, tres pelos de super feminista, dos colmillos de militante de partido, etcétera. (Mayer, 2018)
La obra de Mayer ha sido fundamental en la práctica feminista ya que desde el inicio abrió paso a un arte feminista, uno que denuncia las carencias sociales mediante el performance y el humor, empleando este último como recurso de nitidez e innegabilidad del problema tratado. Sin duda el seguir reproduciendo, así como generando nuevas maneras de expresión artística, suscita el inevitable impacto social: el arte es a la sociedad lo que el sueño al cuerpo, es un espacio irreprimible en el que conviven la experiencia (pasado) y el deseo (futuro) lo que resulta básico para que se generen cambios profundos en el presente. (Mayer, 2009)
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