Por: Anonimo
Eran noches en silencio. Trataba de conciliar el sueño y no faltaba mucho para que lo lograra. De repente, junto de mí o en ocasiones en la cama de un lado, las vacaciones familiares cambiaban de color. Por mucho tiempo lo eliminé de mi mente y hasta hace poco pude recordarlo. No sé por qué ha regresado a mí el recuerdo, pero sé que es lo más duro que me ha tocado experimentar. Recuerdo tener los ojos cerrados y sentir cómo alguien se masturbaba a un lado de mí, recuerdo la inmovilidad, el miedo, la incomodidad y las náuseas. Al hablarlo con mi psiquiatra, con algunas compañeras y psicólogas feministas, me dijeron que en mi adolescencia sufrí abuso sexual. ¿Cómo? Era mi héroe. Lo enfrenté y dijo que su intención no fui yo. Les dije a mis compañeras y expertos en el tema “no fue abuso, no lo hizo pensando en mí”. Después de tanto malestar sin comprender, entendí lo que me había pasado: era una adolescente y mi héroe había abusado sexualmente de mí. En casa de eso no se habla, no lo hizo con intención, creo que voy a morir tratando de entender por qué. Ahora entiendo el motivo de mi dolor, la raíz de mis gritos y desamor. La intención del abuso es la excitación, mi héroe realizó una conducta obscena anormal mientras yo estaba en una posición de desventaja. Los profesionales dicen que eso pudo desatarme problemas en mi desarrollo. La pregunta sería: ¿qué problemas desató en mí haber sido víctima de abuso sexual en la adolescencia?
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