¿Oportunidad o sentencia?
En el marco del Día Internacional de la abogada celebramos a las litigantes, las profesoras, las juezas, las ministras, las magistradas, las procuradoras, las pasantes y a todas las mujeres que de alguna forma ejercen la carrera de derecho que no es cosa fácil pues sigue siendo una de las carreras con más prejuicios y obstáculos hacia la mujer teniendo en cuenta que llevamos poco meno de 200 años pudiendo estudiarla en nuestro país, que actualmente algunas abogadas fungen únicamente en el ámbito privado debido la función pública sigue siendo dominada por hombres en los espacios más altos de toma de decisiones, a pesar de eso por primera vez tenemos a cuatro Ministras en la Corte y la esperanza de que en algún punto sean 11.Debido a la gran brecha entre mujeres y hombres impartidores de justicia se ha hablado sobre la importancia y la necesidad de paridad de género en el poder judicial, como actualmente se tiene en el poder legislativo y sería una gran oportunidad para nosotras como abogadas, pero ¿esto realmente trae consigo más derechos para todas las mujeres?, pensemos en el ejemplo que tenemos de paridad de género en la cámara de diputados, ¿esto han impulsado en la agenda temas que nos competen como el aborto? Creo que si y no, porque si bien han sido las legisladoras quien propiamente han realizado las propuestas dentro de este órgano también ha sido por la exigencia de las mujeres de a pie.Hace algunos años no imaginaban que las mujeres estaríamos en estos puestos y ahora que algunas los están ocupando es importante cuestionarnos si eso realmente nos garantiza más derechos y mejores oportunidades, porque no es un secreto que muchas de las mujeres que actualmente ocupan estos cargos públicos o son consideradas las abogadas más influyentes del país son blancas y/o perteneciente a una clase social media/alta, con esto no pretendo demeritar su esfuerzo y trabajo, pero si mencionar que esto implica otro tipo de desigualdades. Al haber más mujeres ocupando los espacios de toma de decisión si existen posibilidades de que se pongan sobre la mesa temas que nos competen, pero no hay que olvidar que no a todas nos atraviesan los mismos sistemas de opresión por tanto aunque la paridad de género podría darnos una igualdad formal pero no sustantiva porque no somos todas las mujeres las que los estamos llegando sino las mujeres privilegiadas, entonces no es que todas las mujeres tengamos más oportunidades, sino que algunas de nosotras tienen privilegios. Ya sabemos que las mujeres blancas de escuelas caras pueden llegar a ocupar espacios de toma de decisiones, pero, ¿para cuándo las mujeres morenas de la periferia? Mientras las mujeres empobrecidas, racializadas o de grupos vulnerabilizados no tengan acceso a estos espacios tenemos que cuestionarnos si nuestra llegada es un logro o mera simulación. Como abogadas sigamos exigiendo la paridad de género en el poder judicial, pero asegurérnonos de que las decisiones que repercuten en nosotras no queden en quienes no les atraviesan nuestras desigualdades, pero no nos quedemos ahí, busquemos nuevas formas de impartición de justicia, de organización colectiva, nuevas formas de desempeñar la carrera, propongámonos despatriarcalizar el derecho.
Dayra Alejandra Borunda Ortega Egresada de derecho por la FES Aragón, Feminista, pasante en I(dh)eas Litigio Estratégico en Derechos Humanos A.C.
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