PARA LEER EL EJEMPLAR COMPLETO: https://issuu.com/revistalaslibres/docs/revista_las_libres_no_1
Por: Karime Ortiz
Hace 6 años, mientras estudiaba Ingeniería Ambiental, mis amigas y yo escuchamos hablar de la copa menstrual y los beneficios que podía generar al planeta dejando de usar toallas femeninas y tampones desechables. Me encantó la idea desde el primer momento y al encontrarla en una expo ecológica, no dudé en comprar la mía. Recuerdo que en ese entonces había muy pocas marcas y era complicado encontrarlas. Ese fue el inicio de un largo recorrido de descubrimiento de mi cuerpa y en especial, mi vagina. Los primeros ciclos me manchaba, me ponía nerviosa que “se fuera a llenar y la sangre se derramara”. Pensé que sangraba muy poco pero manchaba todo mi baño con sangre. Aun así, no me di por vencida. Me gustaba ver la cantidad, el color e incluso percibir el olor fue lo mejor, ¡NO OLÍA MAL! Toda la vida pensé que el olor de las toallas llenas de sangre y sudor, era el olor de mi sangre, pero no fue así, que alivio. Con la copa, se me olvidaba que estaba menstruando (cuando no tenía cólicos), no sentía la necesidad de verme al espejo para ver si se notaba que traía toalla o que el hilo del tampón se me saliera del calzón, me sentí liberada. En los días que sangro menos, d me dejo la copa todo el día y me la quito con toda comodidad en mi casa o bajo la regadera. La puedo analizar y ver si hay mucho tejido o más líquido, y si su color cambia con los días.
Me atreví a conocerme, a conocer mi vagina, a poner mis dedos y sentir la sangre, a dejar ir las preocupaciones por mancharme o no traer otra toalla o tampón. Fue un largo viaje, en el que una vez al mes pude ir reconociéndome y aprendiendo de más de mí misma.
Aprendí que amo mi sangre, que amo mi vagina, y,mi mi útero y todo mi sistema reproductor. Aprendí que la sangre menstrual no huele, que puedo meterme al mar o a la alberca y no pasa nada, que con mi sangre puedo hacer muchas cosas, como: regresarla a la tierra, regar algunas plantas, ponérmela como mascarilla (esta la intentaré este mes y les contaré) e incluso pintar con ella. Definitivamente, aprendí que mi sangre es hermosa.
Estoy muy agradecida con mi pasado por haber tomado esa decisión. Lo que inició con un propósito meramente ecológico, terminó siendo un amor y reconocimiento a mi cuerpa y a mí misma. Hoy, 6 años después, la sigo usando y compré una toalla de tela por primera vez, para usarla en los días en los que sangro menos.
No dudo que cada una tiene experiencias y gustos distintos para conectarse con su ser. Al contar mi experiencia de ninguna manera quiere decir que esta sea la única ni la mejor manera, es simplemente mi experiencia.
Recomiendo las páginas:
-Princesas Menstruantes - Proyecto latinoamericano de Educación Menstrual, @princesasmenstruantes
-Ginecologia Natural – Ginecosofia, @ginecologiaconplantas
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