Por. Andrea Brauer
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Obviamente doctor, Usted nunca fue una niña de 13 años. Frase que se escucha mientras un primer plano enmarca el hartazgo y la melancolía reflejados en la cara de Cecil (Hanna Hall), la menor de las hermanas Lisbon.
Las vírgenes suicidas es una película americana, dirigida por Sofía Coppola (perdidos en Tokio) que se estrenó en 1999. Este largometraje narra la dinámica de la familia Lisbon, una familia católica integrada por padre, madre y las 5 hijas de estos.
La película expone la vida de la familia, después de un trágico acontecimiento, el suicidio de la más pequeña de las hijas del matrimonio, Cecil, quien con 13 años decide lanzarse desde la segunda planta de la casa cayendo en una cerca puntiaguda.
Esta historia se sitúa a finales de la década de los 70´s, en ese tiempo, Norteamérica estaba teniendo un enfrentamiento ideológico, pues, a partir de la derrota en Vietnam, el nacionalismo había perdido seguidores, y la vida en las grandes ciudades abría paso a la diversidad, por lo que los sectores conservadores, se volvieron más herméticos y estrictos, y es aquí donde encontramos a la familia Lisbon, en suburbios de clase media baja, con un estilo de vida aspiracional y adoctrinante, el padre, un hombre hecho a la vieja usanza, que cree en el trabajo duro y la lealtad, y la madre, una mujer apegada a su fe religiosa que prioriza las enseñanzas de esta en la crianza de sus hijas.
Lo que conecta al espectador con la historia, es Cecil, paradójicamente, es un personaje que nunca llegamos a conocer, pues, la característica de este personaje es que no tiene identidad, es decir, ella no puede hacer lo que la gente de su edad hace, porque está envuelta en un contexto de prohibiciones, que termina por robarle la oportunidad de conocerse a sí misma, ya que la aceptación social y la afectividad son factores determinantes en el proceso de identidad, y Cecil, como el resto de sus hermanas, tiene prohibido relacionarse. De la misma manera, es interesante ver cómo, sus padres culpan al exterior, de la muerte de la adolescente, culpan a los vecinos, culpan a los compañeros de escuela, culpan a las “malas influencias”, y culpan a todos aquellos con los que Cecil no pudo interactuar por órdenes de ellos. Y es que como decía Schneider, (2009) el conservadurismo enaltece las tradiciones en un círculo cerrado, pero contrario a lo que el sentido común indica, cuando las cosas se salen de control, es al extraño al que culpan, al que no conocen, aquel que no participa en la dinámica vital del conservadurismo privado.
Después de la muerte de la hermana pequeña, el peso del film recae en la hija mayor de los Lisbon, Lux (Kirsten Dust) una joven de 17 años que, tras la tragedia familiar se ve atrapada entre los anhelos de sus hermanas y los propios y la necesidad de control de sus padres. Este personaje nos dibuja a una adolescente con los desasosiegos pertinentes de la edad, que sueña con el amor y la libertad, que quiere tener más confianza y seguridad en sí misma, pero también, nos muestra el duelo que lleva, la culpa por no poder salvar a su hermana y la desesperanza de saber que si no la pudo ayudar es porque ni siquiera puede ayudarse ella misma.
El clímax de la historia se desarrolla a partir de que Lux pierde su virginidad, convenciéndose de que lo que siente es amor verdadero, pero sobre todo correspondido, y es que el ejercicio de su sexualidad, simboliza el último acto de rebeldía, y la rebeldía, siempre tiene como sueño utópico, la libertad. Para Lux, culminar físicamente, una relación fuera de su entorno familiar, no es solamente, la reafirmación de su desarrollo biológico, para ella significa la emancipación de aquello que no la hace sentir bien, el rompimiento de una dinámica guiada por el hastío, es abrirle la puerta al amor propio. Conforme avanza la película nos enteramos que su pareja no tenía las mismas aspiraciones que ella, para él, el acto físico-afectivo, no tenía la connotación que ella esperaba, y es que nadie sabe la lucha interna de las Lisbon. Cabe señalar que la película está narrada por un vecino de la familia, un adolescente que idolatra a las hermanas como todos los jóvenes del vecindario, así, la belleza de las protagonistas y el misterio que las encierra son las herramientas perfectas para nutrir una fantasía y una imagen idealizada, que dejan al individuo en segundo plano, lo que explica los motivos de la pareja de Lux, quien lo único que buscaba era tener el momento que pasaron juntos como una presea frente a sus amigos y todos los que cosificaban a las hermanas.
En el último acto de esta historia, vemos a Lux sumirse en una profunda depresión, pues, en sus intentos por desafanarse de las lecciones de sus padres que cimbraban su cabeza, se da cuenta que sus contemporáneos masculinos no pueden ayudarla porque no pueden entenderla, ya que un joven de 17 años nunca ha tenido la necesidad de pensar en lo que ella piensa, ni de buscar lo que ella busca. Al no poder encontrar un escape y al no tener la herramientas necesarias para vislumbrar un futuro esperanzador, ella y sus hermanas se quedan solas con la decepción de saber, que tal vez el mundo es tal y como sus padres lo plantearon, lo que les genera una decepción tan grande que terminan ejecutando un suicidio colectivo, y así, el largometraje finaliza con la imagen de las 4 hermanas restantes quitándose la vida en la cochera de su casa.
El film turco Mustang, belleza salvaje (2015) cuenta con los mismos elementos dentro de su narración, ya que relata la historia de 5 hermanas quienes, tras la pérdida a sus padres tienen que mudarse con su abuela y su tío, a un pueblo rural a las afueras de Estambul, encontrándose con una comunidad, más puritana y tradicionalista. La película abre con las hermanas celebrando el fin del año escolar con sus amigos (hombres), situación que sus familiares malinterpretaran y temen que la gente de la comunidad, también lo haga, por lo que, adelantándose al qué dirán comienzan a buscar esposo para las adolescentes.
Es importante señalar que la situación territorial de Turquía, es decir, su condición de frontera continental es uno de los delimitantes de la estructura social del país, pues el interés que ha mostrado el gobierno en las últimas décadas, por formar parte de la unión europea ha acelerado la centralización del progreso, lo que ha marginalizado aún más a las regiones alejadas de la capital, donde la tradición, sigue liderando las formas de vida.
Uno de los elementos que figuran en ambas películas es el comienzo de la vida sexual por parte de las adolescentes, si bien en la cinta turca no hay ningún contacto de este tipo por parte de las protagonistas, la sola idea, es lo que atemoriza a la familia y es que tanto en el islam como en las religiones de tradición judeocristiana, la mujer es un complemento del hombre, literalmente, pues fuimos creadas de sus costillas, lo que nos da una condición de seres inferiores, así, la mujer, tiene que trabajar por todo aquello que en el hombre es inherente, es decir, todo aquello que el hombre tiene gracias a su condición de ente elegido, las mujeres tenemos que ganárnoslo, y todo aquello que mancha la reputación, en la mujer la mancha dos veces.
De acuerdo con el Corán, la mujer existe en consecuencia al hombre, así, nuestro propósito en esta tierra es acompañarlo a él y apoyarlo en su búsqueda por la verdad absoluta, y no distraerlo o seducirlo, es por esto, que el libro sagrado de los moros, pone especial énfasis en la conducta de las féminas, en su vestimenta, en sus palabras, y en cómo ejercen su vida sexual, el recato exigido a las mujeres en la religión musulmana, no contempla el beneficio de estas, sino de sus compañeros del sexo opuesto. Si bien, las religiones de tradición judeocristiana, tienen la misma premisa que las creencias islámicas, en la teología cristiana se considera a la maternidad y todos sus símbolos como sinónimos de pureza, literal y metafóricamente, pues la madre más representativa de la biblia, nunca dejo de ser virgen, y si la expresión más grande de feminidad es la maternidad, entonces, queda impreso en el inconsciente colectivo, que una buena mujer tendrá que ser pura y casta, a pesar del sacrificio o el desconocimiento del ser propio.
En la narrativa de ambas películas, se contempla el despertar sexual de las adolescentes como un acto de desobediencia, un acto provocador de caos y ruptura, y mientras que en el film americano, Lux lo ve como una oportunidad para empezar una nueva vida (aunque paulatinamente todo se va desmoronando), en la cinta de medio oriente, los familiares de las protagonistas, tratan de evitarlo a toda costa, pues una mujer conociendo y disfrutando su cuerpo, ha sido y será uno de los actos contestatarios por excelencia, en todos los tiempos y en todas las sociedades.
En Mustang, bellezas salvajes, vemos 5 adolescentes mujeres, con los mismos sueños y la misma incertidumbre que se retratan en la cinta americana, y es que pareciera que todas las mujeres del mundo en algún momento de nuestra vida, nos preguntamos lo mismo, no sabemos si la sociedad no nos entiende o nosotras no entendemos a la sociedad, no existe ese hilo conductor entre el sentido común que las mujeres creemos tener y las normas de la sociedad (la que sea). En este sentido, una de las mayores diferencias entre los largometrajes, es que en la opera prima de Sofía Coppola, las protagonistas se quedan sin recursos, la desilusión que sienten respecto a su mundo las rebaza, mientras que en la historia turca, las adolescentes (no todas) buscan mediar con su realidad, buscan fervientemente, encontrar un motivo existencial, sin traicionar la cosmovisión que les heredaron sus padres, es decir, redefinen el concepto de mujer sin renunciar a sus tradiciones islámicas.
Otro de los puntos que delimitan ambas historias es la necesidad de un protector ya sea para cuidarlas (a las adolescentes) o para que no se metan en problemas, en la primera película mencionada, Lux, ve al amor, como la solución a sus problemas, piensa que si es amada por alguien, ese alguien la salvará, pues, ese fue el adoctrinamiento de su comunidad, y su familia, una mujer no puede saber qué quiere o cómo actuar de buena manera, por eso necesita la guía e instrucción de un compañero varón, ya sea como padre o como pareja. En la película musulmana, esta premisa se ve marcada a lo largo de todo el filme, pues la premura que tienen la abuela y el tío, para encontrarle marido a las hermanas se fundamenta en el temor de que la autonomía femenina provoque errores, que en su criterio, serían incorregibles.
No podemos hablar de historia universal sin hacer referencia a la guerra entre moros y cristianos, que dejaron a su paso un aire de superioridad enmascarado de identidad, actualmente las tradiciones propias de estas doctrinas se jactan de tener la verdad y las maneras auténticas, y es tan sorprendente como embarazoso, que ambas religiones se construyan sobre las mismas diferencias, las mismas injusticias justificadas por un dedazo divino y la misma salida fácil que sustituye el raciocinio por decreto omnipotente.
Las películas muestran el día a día de las féminas contemporáneas y la preocupación subyacente que conlleva convertirse en mujer, y es que citando a Simón de Beauboir la mujer no nace, se hace, pues en esta sociedad, la mujer tiene que ganarse su título, para los ojos ajenos existe la separación de “mala mujer” y “buena mujer” y es, precisamente, en la adolescencia donde tus actos te condenan por el resto de tu existencia, y es que pareciera que las mujeres no tenemos permitido ser púberes, para las miradas externas o somos niñas o mujeres, no hay cabida para la transición, o somos inexpertas y maleables o el autoconocimiento y el amor propio nos condenan al infierno.
Creemos que una de las principales causas de la violencia sistematizada de género, es que las tradiciones religiosas no conceden el mismo valor humano a ambos sexos, pues como ya se mencionó, tanto el libro sagrado islámico, como el cristiano, hacen una marcada diferencia entre el deber y la recompensa de hombres y mujeres en la tierra, pues los relatos recopilados en estas escrituras, alaban el compadrazgo y aleccionan acerca de lo honorable que puede llegar a ser el compromiso y la palabra masculina, y al mismo tiempo castigan a la mujer que opina y a la mujer que acciona sin esperar indicaciones.
Estas dos películas, más que exponer las diferencias culturales que creemos tener en occidente y medio oriente, nos ayudan a comprobar una vez más que las estructuras sociales son siempre patriarcales y siempre terminan invisibilizando a las mujeres.
Bibliografía:
· De Beauvoir. (1949). El segundo sexo. México: de bolsillo
· Mernissi, F. (1999) el harem político. España: del oriente y del mediterráneo
· Muller, J. (1997). Conservatism: an anthology of social and political thought from David Hum to the present. E.U.A: Princeton University
· Schneider, G. (2009). The conservative century: from reaction to revolution. E.U.A: rownan & little field
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